Es solo en la oscuridad de la noche, en caminos solitarios que están cerca de ríos o lagos, en el pueblo natal de mi abuela, dicen que la voz de una mujer es escuchada por los caminantes.
Es una voz de mujer que solloza, que llora, grita lastimeramente, sus quejidos son tan sobrenaturales que atemoriza a las personas, muchos aseguran que la han visto vagando.
La Llorona, que vaga por las orillas de un río o de un lago buscando algo, algo que ha perdido y que no hallará jamás. Muchos dicen que la han visto con sus propios ojos, que es una mujer alta, delgada, de cabellos negros y largos que cubren su rostro, viste túnicas blancas y sueltas que le llegan hasta los tobillos.
La mujer llora lastimosamente y su gemido es eterno, dicen que llora de arrepentimiento por haber arrojado su niña recién nacida al rio.
La Llorona vivió en ese pueblo toda su juventud, en la casa junto al rio. Fue seducida por un joven aristócrata de época antigua.
Cuando sintió que iba a ser madre, a escondidas de su familia dio a luz a una preciosa niñita que arrojó enseguida a la parte más profunda del río.
Enloqueció y, según cuentan, el arrepentimiento la hace vagar por las orillas de los riachuelos buscando siempre el cadáver de su hija.
La Llorona es la leyenda más conocida de Latino América, podemos encontrar muchas versiones de diferentes países, pero el clímax siempre es: el quejumbroso, desgarrador y terrible llanto de una mujer que busca a sus hijos.
Nunca se sabe si una noche, al conducir por una carretera, tu auto falla y se descompone y al esperar por ayuda, escuches el gemido de la Llorona y en medio de la nada la veas.
Si te sucede, por favor, narra esta vivencia a tus familiares y amigos, de manera que sucesivamente esta leyenda no se pierda y sigamos guardándola como herencia de nuestra tradición hispana.
Autora: Doña Chepita
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